jueves, 23 de julio de 2009

Octavo capitulo


Capitulo 8
EL JUEGO HA COMENZADO


La mansión estaba totalmente enterrada en la oscuridad y después de lo que había ocurrido nadie tenía el ánimo o el valor suficiente de moverse de donde estaba. Desde los ahogados gritos de Jenny no se había vuelto a oír absolutamente nada. Estaban todos realmente asustados y dolidos por su muerte. Pasaron unos cuantos minutos hasta que volvió la luz, pero la tormenta no había terminado y a través de las ventanas se podían ver unos tremendos rayos en el horizonte. Catherine aún estaba en el suelo al lado de su amiga y no se podía creer que pudiera haber pasado eso. Miró a su alrededor y vio a sus compañeros acurrucados en el suelo y repartidos por todo el salón. Se fueron levantando poco a poco y acercándose a ella.
- ¡¡¡Está muerta!!! ¡¡¡Muerta!!! –gritó Evelyn que estaba realmente histérica y no se podía controlar-. ¡¡¡Vamos a morir todos!!!
- Eh, eh, tranquila –Tom se acercó rápidamente a ella y la abrazó por la espalda sujetándola los brazos para evitar que soltara más puñetazos al aire.
Mientras, Brian fue a conversar con Catherine porque al igual que ella, había escuchado algo a Jenny antes de morir.
- No sé, no entendí nada, no podía articular palabra prácticamente.
- Está bien Catherine, yo tampoco entendí mucho… dijo algo como langrara…
- ¡Claro! ¡Lámpara! –Exclamó exultante Catherine por haber dado con la solución-. Se refería a algo que vio en la lámpara mientras estaba muriendo y mirando hacia arriba…-a Catherine le costó trabajo decir esas palabras y tragó saliva.
Brian pidió rápidamente a sus compañeros que le acercaran una silla y cuando la tuvo enfrente, se quitó los zapatos y se subió en ella. Solo Stephanie y él alcanzaban la lámpara, pero Stephanie estaba demasiado afectada por la muerte de Jenny, así que fue Brian quien, encima de la silla sujetada por Regina y Catherine para que no se cayera, investigó a fondo la gran lámpara que alumbraba todo el salón. Después de unos segundos encontró algo con forma rectangular de color rojo y cuando alargó su brazo para cogerlo y lo tuvo entre sus manos, se dio cuenta de que era un sobre.
- ¿Qué es Brian? –preguntó Stephanie intentando ver lo que tenía entre sus manos.
- ¡Es un sobre! –Dijo Brian dándose la vuelta para bajarse de la silla-. Parece que a esto se refería el primer mensaje cuando decía que las respuestas volaban alto.
- Exacto, y fue Jenny quien al mirar hacia arriba cuando echó su cuello hacia atrás para poder respirar lo vio e intentó decírnoslo –concluyó Stella que ya todo aquello se lo tomaba mucho más en serio.
Brian abrió el sobre y se encontró con una carta que leyó en voz alta:

“Buenas noches, espero que os guste la casa porque permaneceréis aquí unos cuántos días… Os preguntaréis qué es lo que hacéis aquí, pues bien, sois los elegidos para jugar a un juego de supervivencia. Vosotros seréis las fichas diferenciadas por los collares que os he regalado y que espero que os gusten… y el tablero será esta bonita mansión. El objetivo de este juego es sobrevivir a una serie de pruebas, aquel que no lo consiga habrá perdido y como perdedor deberá morir –en esta parte de la carta a Brian comenzó a temblarle seriamente la voz, pero aún así continuó-. Seguramente uno de vosotros ya lo habrá hecho en una pequeña demostración de lo que queda por venir… lo ocurrido en la cena simplemente es un adelanto. Sólo uno de vosotros será el ganador y podrá salir de aquí con vida, los demás…moriréis. Lo único que me queda por decir es que tengáis muchas suerte porque el juego… ha comenzado.”

Cuando Brian terminó de leer aquel mensaje y levantó la vista del papel aún con las manos temblorosas, vio como sus compañeros no podían reaccionar, se habían quedado mudos de espanto ante la idea de que todos menos uno de ellos iban a morir…
- ¡Todo esto es una locura! –Intervino Regina-. ¿Este tío nos está queriendo decir que Jenny ha muerto por ser la última en terminar de cenar?
- Sí, creo que a eso se refiere –contestó Amy mientras se tocaba el colgante que llevaba puesto y que según el mensaje la diferenciaba de las demás piezas-. Para él todo esto es un juego y Jenny ha perdido…
- En ese caso…-comenzó a decir Evelyn muy asustada y con la mirada perdida- la que tendría que haber muerto era yo. Si Jenny no me hubiera imitado haciendo esa apuesta tan tonta, seguiría viva y yo ocuparía su lugar… la culpa es mía…
- Ey, no, no es tu culpa, el responsable de todo esto es aquel que nos ha traído aquí y nos ha escrito la carta y juro por mi vida que le encontraré y acabaré con él antes de que él acabe con nosotros…-Regina estaba realmente enfurecida y no quería que por culpa de alguien que no quería dar la cara, su amiga se sintiera culpable.
- Claro, claro, como no lo había pensado, aquí está la heroína entre nosotros y no me había dado cuenta –ironizó Troy mientras se acercaba a Regina y se ponía de rodillas frente a ella-. Por favor, sálvame reina mía, sálvame…
Su risa y la de Stella se oyeron en todo el salón después de aquel espectáculo tan ridículo para sus demás compañeros, en cambio Anna había dejado de reírles las gracias desde la pelea entre Brian y Troy en la cocina.
- ¿Y ahora qué hacemos? –preguntó Stephanie que estaba abrazada en Tom-. Yo no quiero morir…
- Pues parece ser que para eso debes ganar este juego y yo no pienso dejarte. Si tiene que haber un ganador, esa seré yo –Stella no estaba por la labor de dejar que alguno de ellos ganase aquel juego y haría lo imposible por conseguirlo, tenía muy claro que prefería que muriesen los demás a hacerlo ella a pesar de las miradas de desprecio de sus compañeros que se posaban sobre su espalda.
Por su parte, Tom no sabía que hacer, toda aquella situación lo superaba y sentía no tener la misma energía de siempre para animar a sus compañeros porque todo aquello había sido aterrador y su ánimo estaba por los suelos. Entonces se le ocurrió que lo mejor sería subir a Jenny a la planta de arriba y dejarla en su habitación para así evitar seguir viendo aquel rostro amoratado de su amiga. Todos estuvieron de acuerdo y, menos Evelyn, Regina y Amy, subieron las escaleras hacia la planta superior.
Regina y Amy habían decidido quedarse allí para ir a observar los postres de los cuales uno había matado a Jenny. Evelyn tampoco quería irse de allí puesto que de alguna forma se sentía en deuda con su amiga y quería saber que era lo que la había matado. Después de mirar el interior de los mousses de cada uno de ellos, llegaron al de Jenny y en su interior, fundido con el chocolate, vieron unos polvillos de color pardo que casi eran imperceptibles al ojo humano.
- ¿Qué es? –preguntó Amy mientras se acercaba a Regina que ya estaba metiendo uno de sus dedos en el postre para intentar identificar la sustancia.
- Creo que es… algún tipo de veneno.
Evelyn que estaba escuchando todo aquello se quedó blanca de repente y volvió a pensar que si hubiese elegido el postre de chocolate, en esos momentos estaría muerta. Pero no comprendía que eso no era cierto, puesto que no había sido la última en terminar de cenar y aunque hubiese cogido el de chocolate Jenny no seguiría viva. Era como si alguien que estuviese cerca de ellos en la velada hubiese echado el veneno sabiendo que Jenny cogería el de chocolate al ser el único que quedaba. En su cabeza, la teoría propuesta por Anna sobre que alguno de ellos, no necesariamente Catherine, estuviese detrás de aquellos mensajes y del asesinato cobraba más y más fuerza. Pero rápidamente sacó esos pensamientos de su interior al no poder creer que eso fuera posible. Aunque quizá Troy, Stella o Anna…
En ese mismo instante, todo comenzó a ponerse oscuro y borroso y empezó a sentirse mareada. Antes de poder pedir ayuda, cayó al suelo inconsciente, pero antes de hacerlo vio como Regina y Amy también caían al suelo. Después todo quedó en silencio…


En la planta superior, los tres chicos que habían subido a Jenny en sus brazos, la depositaron en la amplia cama de su habitación color esperanza, cosa que faltaba en los sentimientos de todos ellos.
- Esto es increíble, esta habitación tiene balcón –Troy se acababa de dar cuenta de ello puesto que antes nadie había visto las habitaciones de los demás y creían que todas eran iguales.
- No te quejes que la mía tampoco tiene…-contestó Tom cortando de una vez la envidiaba que sentía Troy en esos momentos.
- Está bien, dejaremos ese tema tan suculento e interesante para luego, tenemos mejores cosas que hacer…-Brian quería salir de allí lo antes posible y reunirse con los compañeros que se habían quedado en el pasillo, pero cuando salió, nada estaba como él esperaba ni mucho menos. Todos los que habían decidido esperar fuera estaban ahora tirados en el suelo, inconscientes. No sabía que había ocurrido y cuando se giro para decírselo a Troy y Tom se dio cuenta de que también habían caído a sus espaldas. Antes de que pudiera reaccionar, notó como sus párpados le pesaban, sus rodillas se doblaban y el suelo cada vez se acercaba más a él…


Cuando Brian se despertó, se encontraba en una habitación oscura en la cual solo penetraba una débil luz de la luna. Cuando fue recuperando la razón, poco a poco pudo ver dónde estaba, y al parecer, por la descripción de Amy, se encontraba en la misma sala en la cual ella había permanecido encerrada unas horas antes, ahora se acercaba el amanecer. Logró ponerse en pie y al darse la vuelta buscando la puerta, vio en el centro de la sala algo que antes no había estado allí: una televisión. Temblando y con un gran miedo en el cuerpo pensando que podía ser él el siguiente en morir, se acercó al televisor y vio un sobre encima del aparato. Una vez que lo tuvo en sus manos, y ya era el segundo que cogía ese día, se dispuso a sacar la carta y comenzó a leerla para sí. El mensaje decía:

“Enhorabuena Brian, en la cena fuiste el primero en terminar y por tanto fuiste el ganador. Como recompensa te proporciono la seguridad de que aún no vas a morir, al menos en este juego en el que, a pesar de tener un importante papel en él, no vas a participar, serán tus compañeros los que lo hagan y uno de ellos…morirá. En el televisor podrás ver un botón en rojo, lo que tienes que hacer es pulsarlo y verás unas bonitas imágenes. Suerte”.

Sin perder ni un solo minuto, se acercó a la televisión y después de buscar unos segundos el botón rojo, lo encontró en la parte inferior del aparato. Antes de pulsarlo, se lo estuvo pensando dos veces pues tenía miedo de que fuera una trampa. Finalmente, armado de valor, y pensando que la realidad superaba a la ficción tan conocida por él, presionó el botón. Sonó un ruido parecido a las interferencias que se producen a veces cuando hablas por teléfono y después la pantalla se dividió en nueve recuadros exactamente iguales que enfocaban distintas celdas, pero lo que impresionó a Brian fue encontrar a sus amigos en cada una de ellas. Pudo ver, entre otras cosas, como Troy estaba levantándose con la mano apoyada en la cabeza como si le doliera, a Regina investigando la celda sin saber dónde se encontraba, a Stephanie en un rincón sentada con las manos alrededor de las piernas y la cabeza sobre las rodillas llorando y balanceándose, a Evelyn aún en el suelo inconsciente…
Fue entonces cuando en la parte inferior de la pantalla apareció una flecha roja que apuntaba hacia abajo, al suelo. Brian bajó la mirada y vio sobresalir de debajo del televisor el pico de un nuevo sobre en cuya solapa ponía: ¿juegas?
En su interior había otro mensaje y Brian lo leyó sin dejar de echar unas cuantas miradas al televisor para ver que hacían sus amigos:

“Sabía que te gustarían las imágenes pero lo divertido no ha empezado aún. Supongo que no sabrás qué es todo esto, pues bien, lo que tienes enfrente es el escenario del segundo juego de esta gran aventura de supervivencia en la cual, como te he dicho antes, no participarás de forma directa. Tus amigos están encerrados en distintas celdas en algún lugar de esta casa y lo que tendrán que hacer es encontrar la salida. Te aseguro que no es nada fácil puesto que en el lugar donde se hallan hay muchos caminos sin salida que hacen que aquello parezca un laberinto, la diferencia es que en este se juegan su propia vida. Aquel que salga el último de aquel lugar… bueno ya sabes. Pero solo tú puedes empezar el juego y te diré cómo. Tienes la posibilidad de que uno de tus compañeros, aquel que tú elijas, se convierta en la “ficha” guía para los demás y por lo tanto se salve de su muerte. Debes elegir ahora, y quiero que sepas que te estoy vigilando y si haces algo que se salte las reglas del juego…morirás. Tienes diez segundos para decidir a quién salvas, una vez que lo sepas, esa persona recibirá instrucciones. Todo está en tus manos…”

Brian no se podía creer que tuviera que elegir solo a uno de sus amigos para que se salvara, simplemente no podía hacerlo, pero tenía diez segundos para decidirlo. Había nueve monitores en los cuáles se veía a nueve chicos asustados e inseguros.
“Nueve”…”Ocho”…
Para Brian, aunque sintiéndolo mucho porque la muerte no se la merecía nadie y menos si era arrebatada, la lista se reducía a seis personas puesto que Troy, Stella e incluso Anna aunque ya se mostraba más amable con los demás, no eran sus amigos y prefería salvar a alguien allegado a él antes que a ellos tres que lo único que hacían era meterse con los demás. Realmente lo sentía por Anna, pero no le queda otra opción.
“Siete”…”Seis”…
A Amy tampoco la conocía mucho después de todo ya que era la hermana de una de sus amigas. Pero no se podía ni imaginar como se sentiría Catherine si su hermana muriese después de haber perdido también a Jenny.
“Cinco”…”Cuatro”…
También pasó su mirada por el monitor que enfocaba a Regina que estaba aporreando la puerta a patadas con su habitual carácter y, aunque por supuesto no quería que ella muriera, la veía con la actitud y el ánimo necesario para afrontar aquella prueba. En el monitor de al lado observó a Evelyn, quizá la más débil de los que allí se encontraban, que por fin había despertado y estaba poniéndose en pie apoyándose en la pared.
“Tres”…”Dos”…
Le quedaban dos segundos y todos los nombres de sus amigos entrechocaban en su cabeza y oía sus voces de suplica para que les salvaran. A Tom, a pesar de haber entablado con él una gran amistad, solo llevaba junto a él un año, y pensó que aún no le conocía lo suficientemente bien como para ser amigos íntimos. Después vio a Stephanie que no se había movido desde la última vez que la vio y seguía llorando y balanceándose de adelante hacia atrás. La palabra muerte seguía en su cabeza pero se hizo más visible cuando se dio cuenta de que le quedaba un segundo, un único segundo que si pasaba traería su muerte consigo…
“Uno”…
- ¡Stephanie! ¡Elijo a Stephanie! –Brian dijo esto desesperado por la presión del tiempo y ni si quiera se dio cuenta de lo que había dicho. Era el primer nombre que le había venido a la cabeza y lo dijo prácticamente sin pensar. Las lágrimas asomaban a sus ojos debido al dolor que sentía al no haber podido salvar a los demás, tendrían que hacer ellos el trabajo. Por otra parte, estaba contento de haber salvado a uno, aunque este sentimiento casi no se manifestaba debido a la gravedad de los hechos. En su interior pesaba más la tristeza que la felicidad. Stephanie se había salvado…


Cuando se había despertado no sabía dónde estaba ni como había ido a parar allí. De lo único que Stephanie se acordaba era de que le había entrado un sueño enorme y sus ojos se fueron cerrando hasta caer al suelo…entonces se despertó allí. Después de haber intentado abrir la puerta de todas las formas que había podido, se había sentado a esperar y se acordó de Jenny, tenía mucho miedo de que a ella le pasara lo mismo y sin darse cuenta comenzó a llorar acurrucada en una esquina. Pasaron unos cuantos minutos hasta que una de las piedras de aquella celda se desplazó a un lado y de ella salió una carta junto con un pequeño aparato parecido a un auricular. Se levantó temblando y fue hacia el sobre. Su bello rostro estaba ahora totalmente distinto, se había transformado en una cara que reflejaba el miedo y desesperación que recorrían su cuerpo. Sacó el mensaje del sobre y comenzó a leer:
“Enhorabuena Stephanie, el ganador del juego anterior te ha elegido para que seas la ficha clave en este nuevo juego y además te ha otorgado el gran regalo de salvarte de la muerte esta vez. Debes estar realmente agradecida. Si quieres saber quién ha sido, coge ese auricular y te pondrás en contacto con él. La persona que está al otro lado te dará instrucciones sobre lo que debes hacer ahora. La suerte de los demás depende de ti.”
Stephanie cogió el auricular y se lo puso en la oreja. Una voz la habló desde el otro lado y la reconoció al instante.
- ¡¿Brian!?
Entonces la puerta que impedía la salida de aquella sala, se abrió y ante Stephanie se levantaban un montón de siniestros y oscuros pasillos formando un gran laberinto y, que sin ella saberlo, conducían a sus amigos, o más bien a sus vidas…

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